miércoles, 25 de septiembre de 2019

DISEÑO DEL MURAL DE EL GARABATAL

PROMESA DE TRABAJO


PRESENTACIÓN DEL DISEÑO A LOS MEDIOS POR EL SR. ALCALDE HENRY FALCÓN

DISEÑO DEL MURAL DPTO. DE PIGMENTO

DPTO. DE PIGMENTO Y DESARROLLO

4 COLORES

SUPERVISIÓN EN LA EMPRESA

PALETA DE COLORES

EQUIPO DE TRABAJO ARTIFUEGO 

TRABAJO EN TALLER

TRABAJO DE TALLER DISEÑO Y TABLERO

CON MI AMIGO MIGUEL ANGEL PUZZAR










































INSTALACIÓN MURAL DE EL GARABATAL






































sábado, 14 de septiembre de 2019

REPORTAJES Y PUBLICASINES




REVISTA KALOR DELCENTRO OCCIDENTE DE VENEZUELA.


DIARIO ELIMFORMADOR



RESTAURACION 2019


No lo escucharon porque solo era el artista. Sugirió cubrir la parte superior del muro para que no se filtrara el agua. Pero nadie le hizo caso, él solo era el artista. Esteban Castillo sabía sobre pintura, escultura y geometría. Pero no sobre construcción. Ahora su mural, al que llaman El Mural del Garabatal, pierde partes. El agua fue haciendo su oficio. Una tarea lenta, de años; nueve exactamente. Se deslizó  Entre las cerámicas y la base sustento. Cerámicas que hoy se ven rotas, abombadas, sucias. Algunas manchadas con grafitis. Hay espacios sin color que interrumpen el diseño; las piezas se han ido desprendiendo.
-Lo que quisiera es verlo arreglado. No puede ser que cuando paso cierro los ojos. Cada vez está más estropeado.
-Aunque será diferente.
-Va a ser diferente. No me lo he podido imaginar. Tengo la imagen de cómo lo dejé, es la imagen que conservo.
La imagen que conserva Esteban Castillo es la del viernes 6 de marzo del año 2009. La imagen del día en que los obreros terminaron de pegar las últimas cerámicas de su mural Geometría y Color para Barquisimeto, que se encuentra en el sector El Garabatal. Dos años se duró pintando y pegando cerámicas.
Nunca se inauguró y no tiene placa que lo identifique. Ahora, planean restaurarlo.
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Fue idea de la Alcaldía de Iribarren. Un lunes por la mañana del año 2007, lo recibió en su casa-taller, junto con un equipo de personas. Necesitaban saber su respuesta. Ya para entonces, la Alcaldía había trabajado en el proyecto de un mural para el sector El Garabatal. Se reunieron con arquitectos, pintores e ingenieros. Esteban Castillo escuchó la idea, pero no se interesó porque no le gustaba esa pared. Le pareció que tenía la forma de un esófago y un estómago, porque al principio es delgada y luego se ensancha. Por insistencia de amigos artistas, que pensaban que era él quien debía resolver plásticamente ese espacio, decidió hacerlo. Esteban Castillo aceptó el proyecto del alcalde Henri Falcón, cuya visitan o duró más de 15minutos.
 Después de su conversación con el Alcalde, condujo hasta el lugar. Poco a poco, fue llegando con su camioneta hasta el final de la avenida Hermano Nectario María, muy cerca del Aeropuerto Internacional Jacinto Lara en Barquisimeto. Estacionó al lado del camino y tomó fotografías del muro para comenzar a cuadricular la superficie. A partir de las fotos que tomó, cuadriculó el diseño en su computadora usando el programa CorelDraw. Pero el muro no es rectangular ni es cuadrado. El muro es como un esófago y un estómago; no le funcionó cuadricular.
-Me di cuenta, y “ah, no me funciona porque estoy cuadriculando, entonces voy a ser más libre”. Ya el mural comienza con puras líneas así alargadas en la parte angosta, y después en la parte más ancha están las figuras que son más pesadas. Entonces esas líneas están como sosteniendo esas formas. No tenía otra manera cómo integrar esa forma tan delgada, con la forma tan ancha. Y recuerdo una vez que tenía todo listo, saqué una pieza ya trabajando con un diseñador para poderlo armar en Coreldraw y después no podía ensamblar. Ninguna pieza entraba, quité como 2 o 3piezas, y no, no quedaban bien, y conchale. Por fin lo hice, y vino el proceso de fabricación.
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José María "Chema" González aún guarda, dentro de una caja de cartón en su taller, los 21 papeles grandes que forman el ultimo diseño del mural, que se usaron como guía para pintarlo. En uno, se lee el número 30791; corresponde a la última cerámica en el croquis. A José “Chema” González lo escogieron, junto a la empresa Artifuego, para ser el que materializara el diseño de Esteban Castillo. Es alto, fuerte y lo suficientemente atrevido para pintar aquel rompecabezas.
-Mucha gente pensó –dice José María “Chema” González- que se habían mandado a hacer las cerámicas por color, se cortaron y se empataron, cuando eso no fue así. Fue pintado. Hubo una pieza que tenía 7colores.
 Nada podía salir mal. Cada cerámica tenía un número, seleccionado por la diseñadora de Artifuego al momento de cuadricular el último diseño de Esteban Castillo. Con ese plano,  los obreros enumeraron a mano las cerámicas por detrás con el número correspondiente. En ese orden, se debían montar en un tablero para que José María “Chema” González, y parte del equipo de Artifuego, las pintara. En ese orden, debían desmontarse para llevarlas al horno, por ser pintadas al tercer fuego. En ese orden, debían empacarse para llevar las hasta la avenida Hermano Nectario María. En ese orden, debían pegarse en el muro.
Las cerámicas recién pintadas entraron en el horno y salieron brillantes y transformadas. Algunas, se quebraron. Hubo que hacerlas de nuevo, viendo el número del reverso y volver a pintar.
-Eso es lo que se llama en producción “puntos variables”. La variable era cuántas se están partiendo, entonces es cuántas se partían al instalarlas, cuando se bajaban de pintarlas, en el horno y al llevar las piezas al sitio. Entonces eran 4 factores por donde se rompían. Y si eso llegaba al viernes, yo tenía que reparar las que se partían en la semana. Yo no avanzaba con el mural.
-Llegaban blancas otra vez.
-Tenía los mismos colores que había usado en la semana, ponerme a pintar para que entraran al horno, para ponerle el número que llevaba para meterla en la caja donde iba y allá la pegaran otra vez. Otra cosa que afectó mucho al mural, fue que el mural se quiso para el día de Barquisimeto. Entonces empezaron a presionar. Si nosotros empezamos el mural en marzo, y por una semana, sacábamos 2 tableros de cerámicas, imagínate que nos agregaron que en una semana teníamos que sacar 3tableros,  trabajando fin de semana. Entonces presionamos todo el proceso de elaboración. Porque si tú en una fábrica estás produciendo, qué te digo yo, equis producto, si en una semana haces tanto, tú no puedes agarrar y decir “vamos a sacar más en la misma semana” porque empiezan las fallas. Eso no lo calcularon desde la Alcaldía. La Alcaldía dio una orden “están muy lentos, y queremos el mural para septiembre”. El mural nunca estuvo en septiembre.
El control de calidad bajó por apurar los tiempos. Los obreros piquetearon el muro para pegarlas cerámicas listas. Las pegaron en la una superficie con diferentes y pronunciadas de formaciones. Los albañiles no estaban sobre un andamio. Ellos estaban sobre una estructura que ellos hacían al estilo cantonés. Eran unos tubos con unas abrazaderas y ponían unas tablas. No usaban arnés. Muchas piezas se deslizaban y se partían. Incluso, llegaron a embalarse en el orden incorrecto, por lo que casi se pegan desordenadas. Esteban Castillo manifestó su descontento. Algunas se veían mal pintadas, de tonos distintos del mismo color. Otras, se pegaron rotas. Para arreglar esto, se pintaron y pegaron más de las 30791 cerámicas iniciales en el plano. En periódicos y revistas de la época, cuentan unas 35mil. ´
Llegó septiembre, el mural no estaba listo, no se inauguró y los factores de haber apresurado el mural fueron inútiles.
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Hay un espacio donde se ve el frío gris del cemento. En ese lugar, iría una placa. Una placa que identificaría la obra, el testimonio de más de medio siglo dedicado al arte, de las vivencias y del abstraccionismo geométrico de Esteban Castillo. Identificaría también los nombres de los trabajadores que participaron en la obra. La única identificación del mural, es la firma pintada a mano por Esteban Castillo sobre una serie de cerámicas azules. A pocos metros, ya hay cerámicas caídas.
-No sabían que iban a poner –dice Esteban Castillo- hubo un momento en que se pusieron casi de acuerdo, pero entonces volvieron a romper la relación…
-Osea, básicamente ¿no le pusieron placa porque no sabían qué nombre le iban a poner?
-Sí. Eso fue lo que pasó
-¿Eso fue entonces “terminamos, gracias por todo”?
-Sí. Faltó visión ahí a los políticos.
-¿Y los periodistas?, ¿nadie intentó decir nada?
-A veces uno que otro comentario con relación a eso. La gente decía “no, que tú no has protestado”. Pero yo no podía salir desnudo a protestar.
Henri Falcón comenzó el proyecto del mural siendo Alcalde del municipio Iribarren. Luego, fue electo como gobernador del estado Lara el 23 de noviembre del 2008. Cuando Henri Falcón fue electo como gobernador, su sucesora fue Amalia Sáenz, quien ejerció el cargo hasta el año 2013.
Un problema político entre los dos ex alcaldes, dejó la obra sin inaugurar.
-Yo solo sé que al maestro nunca tuvieron la delicadeza o el respeto de inaugurarle el mural- dice José María “Chema” González
-Y luego de terminar el mural ¿la Alcaldía nunca conversó con usted?
-Ni un reconocimiento, ni un certificado en papel con un sellito de “fue usted el que pintó”.
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Han pasado nueve años desde la culminación del mural de Esteban Castillo. El actual alcalde del municipio Iribarren, Luis Jonás Reyes, se reunió con Esteban Castillo para hablar sobre el interés de restaurar su mural.
-Ese es un hijo mío esa obra. Es como si a un hijo tenga que cortarle un brazo, puede ser por una enfermedad, que tú digas “bueno, hay que amputar”, pero no es tan agradable que uno va a decir “bravo”.
Nueve años después se planea arreglarlo. Se planea tumbar el extremo sur, donde las cerámicas ya se han caído en grupos grandes. Con las cerámicas despegadas, planean rellenar los demás espacios vacíos. Esteban Castillo entregó el diseño donde indica por dónde harán el corte y dice no querer ser parte del proceso como la primera vez. La Alcaldía no ha dado más detalles al respecto.
Mientras, los carros siguen pasando por la avenida y los aviones siguen aterrizando cerca. Sigue filtrándose el agua y aún se ve el espacio vacío donde iría una placa. Siguen los grafitis blancos y permanecen las cerámicas despedazadas.

Luisana Zavarce